Un buen caldo es imprescindible en todas las cocinas. En ocasiones porque lo utilizamos como condimento para otros platos como estofados, arroces, o guisos en general. A veces porque nos gusta tomar un tazón caliente o una sopa con rica pasta. Pero si ese caldo tiene un precioso color dorado... Mucho mejor! Más apetecible y similar a los consomés de los grandes chefs de la cocina. Mundochef ofrecece aquí el truco, sencillísimo pero infalible, para dotar a nuestro caldo de un sugerente color. Para ello, es suficiente con cortar una rodaja de cebolla de unos dos centímetros y pasarla por la plancha o por la sartén, sin aceite, hasta que quede bien dorada. En el momento de colocar los ingredientes del caldo en la cazuela u olla a presión, añadir esa rodaja dorada de cebolla, tapar, cocer, colar, hervir y listo!
Hemos comprado el mejor morcillo y estamos cocinando nuestro estofado de ternera, o de buey, con todo el mimo pero lo probamos y.... ¡Está dura la carne! En ocasiones puede ocurrir, si no acertamos con la temperatura o bien la carne no ha tenido el suficiente reposo. No hay problema. Para prevenirlo, es bueno introducir el corcho de una botella de vino tinto en el guiso, y dejarlo cocer junto con todos sus ingredientes. La carne queda, milagrosamente, más suave y tierna, ya que los taninos del vino tinto que quedaron en el corcho funcionan a modo de catalizador en los cambios que se producen en la carne durante la cocción. Y si el estofado lo es "al vino tinto" en su receta, miel sobre hojuelas! Por este motivo, los buenos cocineros guardan los tapones del vino tinto una vez descorchada la botella.
Si has cocinado, con todo tu mimo, unas deliciosas legumbres, y han quedado demasiado caldosas o ligeras de agua. Si al cocerlas se te fue la mano al añadir el agua necesaria para la cocción... No te preocupes, una vez que las legumbres, sean alubias, lentejas, garbanzos o cualquier otra, estén cocidas y en su punto, separa un cazo de éstas en un bol o en un recipiente apropiado para batidora, añade un chorrito de aceite de oliva, y tritúralo hasta obtener una salsa espesa. Añade ese "batido" de legumbres a la cazuela y déjalo hervir sólo unos minutos. El resultado será espectacular. ¡Pruébalo!
Si te has pasado con la sal en un guiso, y probarlo, no te queda más remedio que seguir adelante... Pela una patata y córtala en trozos gruesos. Introdúcela en el guiso y dale un par de hervores. El almidón de la patata absorberá el exceso de sal. No olvides retirar los trozos de patata antes de ultimar y servir tu receta.