Cocer pulpo y que éste resulte blandito y sabroso es muy sencillo, pero tiene su truco y de éste saben muy bien en tierras gallegas. Aunque la tradición es cocelo en calderos de cobre, si somos prácticos, y os adaptamos a nuestras cocinas, bastara con una buena cazuela de aluminio o acero inoxidable, y un poquito de paciencia.
Para cocer el pulpo, bastará con llenar una cazuela honda con agua y ponerla a hervir, después de añadir una cebolla pelada, una hoja de laurel y varios granitos de pimienta.
En cuanto el agua entre en ebullicion, tomaremos el pulpo con unas pinzas y lo sumergiremos, sin soltarlo, para sacarlo inmediatamente. Repetiremos esa operación tres veces consecutivas, metiendo y sacando el pulpo del agua tres veces.
A continuación, dejaremos sumergido el pulpo en la cazuela para cocer, durante una media hora. Si esta operación se realza con olla a presión, taparemos tras la última vez que se sumerja el pulpo y coceremos durante diez minutos, hasta que el pulpo quede blandito.
Para servir, cortaremos el pulpo en rodajas anchas y aliñaremos con sal gorda marina, aceite de oliva y pimientón.