Para una sopa, para un guiso, para un estofado o para aligerar una crema demasiado espesa, o unas legumbres, un buen caldo de carne y verduras es un recurso único y necesario en la cocina. Sirve para cocinar el mejor de los entrantes, sobre todo en invierno, con esa maravillosa sopa de caldo casero o de cocido, si se añaden más ingredientes. Pero también se puede congelar en porciones, y siempre lo tendremos a mano para aderezar y complementar multitud de recetas. La receta no puede ser más sencilla, a base sólo de productos naturales. Y además, la tradición nos dice, y nos demuestra, que con su carne se elaboran deliciosas croquetas, y otros platos de aprovechamiento de lo más gustoso.
Ingredientes:
Un muslo de pollo o un cuarto de gallina.
Un buen trozo de carne de ternera, que puede ser melosa o aguja.
Una punta de jamón serrano, de unos cien gramos.
Un hueso de rodilla de ternera, y otros de espinazo de cerdo.
Un jarrete de cordero, o bien un trozo de cuello o tajo bajo.
Dos puerros.
Dos zanahorias.
Una cebolla.
Una rama de apio.
Sal.
Elaboración:
Lavar los trozos de carne y colocarlos en una cazuela alta o en una olla a presión, o rápida.
Limpiar, pelar y lavar las verduras y añadirlas a la olla.
Añadir la sal y cubrir con agua fría.
Poner a cocer y desespumar (eliminar la espumilla que resulta del primer hervor). Tapar y cocer de acuerdo con las instrucciones de la olla que se utilice, si no es un recipiente a presión o rápido, dejar cocer, en cazuela normal, durante una hora y media.
Colar y comprobar el punto de sal. Reservar las carnes.
Poner el caldo ya colado a hervir, durante tres minutos. Consumir como sopa, o congelar en porciones, para usos posteriores en guisos, cremas o caldos.
Truco:
Si a esta receta le añadimos un cuarto de repollo y unos garbanzos, en una redecilla apropiada para cocerlos, el resultado será, además, un magnífico cocido ligero. Otras recetas, ya de cocidos, incorporan tocinos, pancetas y embutidos, en cuyo caso estaremos ya hablando de platos más completos y contundentes.