Nada mejor para homenajear a la madre naturaleza que aprovechar sus frutos, cuando están en buena sazón, y hacer con ellos deliciosas recetas. Y nada mejor para la buena cocina que aprovechar la fruta, bien madura y colorida, para hacer un delicioso pastel. En este caso, proponemos un pastel o tarta de cerezas naturales, sobre una base de hojaldre, horneado y bien aromatizado. Está riquísimo si se toma templado, casi recién hecho, con un poco de helado de vainilla o de fruta. Pero también si lo comemos frío, y acompañado de unas cucharadas de nata o un café. Mundochef deja aquí, pues, otra receta casera, sencilla, natural y acorde a los ciclos de la naturaleza. Fácil de hacer y ¡para chuparse los dedos!
Ingredientes:
Una placa de hojaldre fresco o congelado, a conveniencia, de buena calidad.
Cerezas tipo guinda y picota, que deberemos deshuesar con el utensilio adecuado.
Un"brick" o envase pequeño de nata de cocinar.
Un huevo grande o dos pequeños.
Dos cucharadas de azúcar blanco y una de azúcar moreno o de caña.
Una cucharadita de café de aroma o esencia de vainilla.
Elaboración:
Precalentar el horno, mientras deshuesamos las cerezas.
Extender la masa de hojaldre y cortarla a la medida del molde de que dispongamos. Guardar los recortes.
Untar el molde con mantequilla y espolvorear harina sobre ella. extender la masa de hojaldre. Rellenarla con las cerezas, ordenadas, hasta que esté completa.
Mezclar los huevos batidos con la nata líquida y la esencia de vainilla. Añadir la cucharada de azúcar moreno. Verter sobre las cerezas, sin que rebose.
Cubrir con tiras de hojaldre, hasta tapar ordenadamente, y decorar al gusto.
Pintar el hojaldre con huevo batido, y espolvorear el azúcar por encima.
Hornear, hasta que el hojaldre esté dorado. Servir.
Truco: Si se desea un plus de sabor algo sofisticado, añadir a la mezcla de huevo y nata una cucharada de Armañac o bien de Kirsch, aguardiente de cerezas de origen alemán. El resultado es redondo.