Las torrijas son un plato humilde y delicioso. Son tradicionales de Semana Santa, pero siempre se han comido durante todo el año, como dulce de primera categoría, con el que se puede aprovechar el pan sobrante. A base siempre de ingredientes naturales (pan, leche, huevos, canela y azúcar) admiten todo tipo de variantes, hasta hacerlas tan sofisticadas como se desee. Para el desayuno, el postre o la merienda, las torrijas gustan a todos.
Ingredientes:
Pan en rebanadas o rodajas de unos dos centímetros de espesor. Es recomendable hacer las torrijas con pan del día anterior, o pan sobrante de días pasados.
Para el equivalente a una barra de pan, tres huevos.
Medio litro de leche
Azúcar
Canela
Unas gotitas de anís dulce
Elaboración:
Cortar el pan en rebanadas o rodajas de unos dos centímetros de ancho.
Colocar la leche, templada, en un recipiente ancho, con unas gotitas de anís.
Batir los huevos.
Poner una sartén al fuego, con aceite de oliva abundante.
Ir sumergiendo las rebanadas de pan en la leche, hasta que se empapen. Con mucho cuidado, escurrir ligeramente y pasar las rebanadas empepadas por huevo. Ir colocando en la sartén, con cuidado, para que el fuego no esté demasiado fuerte, y se doren pero no se quemen.
Retirar a una fuente con papel de cocina en el fondo. Cuando todavia estén calientes, espolvorear por encima azúcar mezclado con canela, según el sabor que se desee.
Truco:
Las torrijas recién hechas estás deliciosas. Una vez se han enfriado, o si han sobrado, después de la merienda o el desayuno, pueden cubrirse de crema pastelera y tostar ésta con un soplete de cocina o al grill del horno. El resultado es espectacular, porque, además de calientes, tienen un sabor delicioso a yema tostada.