A la trufa, o Tuber Melanosporum, se le cataloga como un manjar de la tierra, porque lo es. Se trata de un hongo muy apreciado que nace bajo tierra, en determinados tipos de terreno poblado por castaños, nogales, encinas o robles, y que se recolecta con la ayuda de perros o cerdos truferos. Su valor en el mercado puede alcanzar precios de artículo de lujo, y el que alcanza en la cocina no tiene precio, para los amantes de los buenos sabores, porque es capaz de aromatizar todo tipo de platos, desde el más humilde al más sofisticado. En esta ocasión, probaremos con un plato humilde, pero de lo más lujoso por su resultado, a base de buen Jamón de Teruel, trufa negra y huevos de codorniz, sin olvidar el magnífico aceite de oliva siempre virgen.
Ingredientes, para cuatro tostadas o delicias:
Cuatro rebanadas de pan de hogaza.
Cuatro huevos de codorniz.
Cuatro lonchas de Jamón de Teruel.
Aceite de oliva virgen extra.
Una cucharada sopera de trufa rallada.
Elaboración:
Tostar ligeramente las rodajas de pan de hogaza y reservar.
Freír cuatro huevos de codorniz en aceite de oliva bien caliente, para que quede con "puntillas", o sus bordes dorados.
Colocar una loncha de jamón sobre cada tostada de pan.
Colocar un huevo frito encima y espolvorear trufa rallada sobre cada una de las tostadas o delicias.
Terminar con una gota de aceite de oliva virgen extra sobre cada montoncito de trufa rallada.
Servir.
Truco:
La trufa restante puede conservarse en un frasco en la nevera. Pero si queremos aromatizar otros alimentos con ella, podemos colocarla en aceite de oliva, de tal manera que, al mismo tiempo que la conservará, dispondremos de aceite trufado para aliñar salsas, pasta o ensaladas aromatizadas con ese apreciado ingrediente. También podemos tener huevos aromatizados a la trufa si los guardamos en la nevera, en un ingrediente con una trufa o trozo de trufa dentro y herméticamente cerrado. El resultado es sorprendente.