Un solomillo a la parrilla puede tener un plus de sabor, incluso ser mucho más sofisticado, si se le añade o se sirve con sencilla salsa a la mostaza, en este caso de Dijon. Esta receta, muy sencilla de cocinar, pretende conseguir un plato de fiesta sobre la base de ingredientes sencillos y de complicarnos muy poco en la cocina. El solomillo es una carne muy magra, sin contener prácticamente grasa, tierna y con un excelente sabor. Si se combina con esta salsa, el plato principal de una fabulosa mesa está servido. Se trata de una receta sana y sabrosa, porque la Mostaza de Dijon confiere al plato un toque muy especial, riquísimo para degustar con un buen vino y en buena compañía.

Ingredientes, para dos personas:

Un solomillo de cerdo, puede elegirse la variedad blanco o ibérico, más sabroso.

Una taza (unos 150 cc) de nata de cocinar o crema de leche.

Dos cucharadas soperas de Mostaza de Dijon.

Dos cucharadas de brandy o de coñac.

Sal y pimienta.

Una cucharada sopera de aceite de oliva.

Elaboración:

Cortar el solomillo en rodajas gruesas, de unos dos centímetros de altura.

Salpimentar y reservar, mientras calentamos una sartén a fuego vivo.

Saltear el solimillo con un poco de aceite de oliva a fuego vivo. Cuando esté dorado, añadir el brandy y flambear unos instantes. Para flambear, simplemente calentar el brandy con el propio solomillo y prender con una cerrilla o mechero, con mucho cuidado, en la misma sartén. Cuando el alcohol se haya evaporado, el flambeado se apagará sólo, unos instantes después. Naturalmente, habrá que tener cuidado con la llama.

Una vex terminado el flambeado, añadir la mostaza y a la crema de leche y mantener a fuego suave hasta que la salsa se haya trabado y todos sus ingredientes estén bien trabados.

Servir muy caliente, con el solomillo napado con su propia salsa.

Truco:

Este solomillo con salsa de Mostaza de Dijón debería servirse recién hecho. Pero, si por razones prácticas, se desea comenzar la comida tranquilamente con otro plato o un aperitivo, dejar reposar la carne en sartén y, a la hora de servir, calentarla a fuego suave junto con salsa, a la que añadirmos un poquito de leche entera, para volver a diluir la salsa y sevirla caliente y cremosa. Obviamente, esta salsa admite todo tipo de variedades de mostaza, a gusto del comensal.

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