Cocina antigua y tradicional
El buey estofado al vino tinto es un plato tradicional, contundente y delicioso. Esta combinación de carne roja, vino y verduras es igualmente idónea para ternera, toro, ciervo o jabalí, aunque variarán los tiempos de cocción según el tipo de materia prima y el corte. En todos ellos, el resultado es muy sabroso y aromático. Puede servirse acompañado de un delicioso y calentito Pudin de Yorkshire, o con un puré de patatas natural, con unas gotitas de aceite de oliva. Pese a lo contundente del plato, no se trata de una receta alta en grasas, si se elige bien el corte de la carne.
Ingredientes, para cuatro personas:
Tres cuartos de kilo de melosa o morcillo de buey.
Una botella de buen vino tinto.
Un pimiento verde.
Dos zanahorias.
Una cebolleta y media docena de echalotas.
Unos granos de pimienta.
Un clavo de olor.
Una hoja de laurel.
Una cucharada de harina.
Aceite de oliva, sal y pimienta.
Elaboración:
Cortar el buey en tacos regulares, salpimientar y colocar en un recipiente.
Descorchar el vino y rociar la carne hasta que esté cubierta.
Añadir las verduras troceadas. Añadir las especias y el 
laurel.
Dejar macerar durante unas horas. Lo ideal es ponerlo a macerar la víspera, en un lugar fresco.
En el momento de iniciar la cocción, separar la carne de las verduras y el vino, en recipientes distintos.
Poner aceite de oliva en el fondo de una cazuela, calentar y sofreír las verduras. Añadir a continuación la carne al sofrito.
Pasados diez minutos, añadir una cucharada de harina y dejar dorar medio minuto. Añadir el vino de la maceración, con la hoja de laurel y una cucharadita pequeña de sal.
Cocer a fuego muy lento, si se desea realizar el guiso en cazuela. Si se desea realizar en olla rápida o a presión, tapar y respetar los tiempos recomendados por el fabricante.
Truco: Utilizar el corcho de la botella de vino para añadirlo 
en la cazuela durante la cocción. Mientras el corcho esté en la cazuela, los taninos del vino contribuirán a hacer más tierna la carne. En el momento de servir, un Pudin de Yorkshire caliente, para rellenar con trocitos de carne y salsa, puede ser un complemento más que apetecible.
