El salmorejo es uno de los platos que definen la cocina del sur de España. Esta sopa fría, a base de buen tomate, buen aceite de oliva virgen, pan y ajo, se toma acompañada por huevo duro y jamón serrano, y resulta apreciadísima por todo aquel que la prueba por primera vez. Pero se trata de un plato tradicional, de origen cordobés, que define una importante parte de la gastronomía andaluza. Es muy refrescante, sabroso, y supone una "bomba" de vitaminas y minerales. Adecuado como entrante y como aperitivo, fácil de cocinar y económico, como buen plato de la cocina popular.
Ingredientes, para cuatro personas:
Medio kilo de tomates muy maduros.
Una barra de pan duro, o media hogaza, en su defecto.
Un diente de ajo.
Aceite de oliva virgen extra.
Sal.
Agua fresca.
Dos huevos duros.
Doscientos gramos de jamón.
Elaboración:
Escaldar los tomates en agua hirviendo, con un cortecito en su base. Pasarlos inmediatamente por agua fría, y pelar.
Descortezar el plan y cortar la miga en pedacitos. Colocarlos en un recipiente adecuado para triturar o en el vaso de la propia trituradora.
Incorporar los tomates troceados. Si el pan no está muy duro, será suficiente con la humedad que incorporen los tomates. Si está my seco, añadir un chorrito de agua fresca, aunque no demasiada, porque el salmorejo es una sopa espesa.
Añadir el aceite de oliva y un poquito de sal, al gusto.
Añadir un ajo, al que previamente habrá que quitar el "nervio" verde interior. Por precaución, incorporar el ajo troceado poco a poco, e ir probando hasta conseguir el sabor que agrade a nuestro paladar. Cuidado con el ajo!, porque en exceso resulta muy fuerte.
Batir, hasta que resulte una crema suave y untuosa.
Cocer los huevos durante diez minutos en agua hirviendo hasta que estén "duros", pelar y trocear.
Trocear el jamón.
Servir el salmorejo, con su acompañamiento de huevo y jamón.
Truco: El Salmorejo cordobés debe en gran parte su éxito al aceite de oliva, y es delicioso aliñado sólo con este condimento, además de la sal y el ajo. Pero, si se desea y resulta agradable al paladar de los comensales, unas gotitas de buen vinagre de vino o de jerez pueden aportar un gran sabor. El pan aporta a esta sopa fría cuerpo y contundencia, por lo que no es conveniente añadir mucha agua. En su defecto, si se desea que el plato esté muy frío, se puede sustituir el agua por un par de cubitos de hielo.